miércoles, diciembre 20, 2006

Sabadell recupera sus cuevas




Sabadell recupera sus cuevas



SÍLVIA MARIMON - Sabadell - 13/11/2006


Familias de inmigrantes vivieron en las barracas excavadas en la roca de Sant Oleguer entre las décadas de 1940 y 1950

Una noche, la hermana mayor de Rafael Sánchez, lo agarró a él y a sus tres hermanos, los subió a una carreta y echó a andar. Era 1949, y un mes después de abandonar su Antequera natal -"el único trozo que hicimos en tren fue de Calatayud a Zaragoza. El resto lo hicimos andando", explica Rafael-, llegaron a Sabadell.


"Recuerdo que habíamos dejado atrás Terrassa y fuimos preguntando por las cuevas de los Eucaliptus, donde vivía mi tía".


La encontraron, pero ella ya tenía cinco hijos y en aquel recinto escarbado de los márgenes del río Ripoll, no había espacio para más.

"Los primeros meses los pasamos en otra cueva muy pequeña, que había servido para que la gente hiciera sus necesidades. La limpiamos con la ayuda de una señora, que se trajo todos los utensilios de limpieza del cuartel de la guardia civil donde trabajaba, y ahí estuvimos hasta que mi tía dejó su cueva y se la compramos por 500 pesetas".


Rafael y sus hermanos vivieron en aquella cueva hasta 1958.


Ahora, el Ayuntamiento de Sabadell quiere mostrarla al público tal como era entonces y con el escaso mobiliario que tenían estas viviendas temporales: la cocina de carbón, las sillas, las estanterías que penetraban en la pared, la mesa redonda con brasero debajo, las esterillas que servían para dormir y el saco que separaba dos estancias, las paredes de cal blanca y la lámpara de aceite que colgaba de un gancho enyesado.


Es uno de los capítulos de la historia del río Ripoll. El consistorio estima que llegó a haber unas 500 cuevas y que por ellas pasaron entre 4.000 y 5.000 personas. La mayoría de los que ahí vivieron llegaron de Andalucía y Murcia en búsqueda de trabajo. Corría la década de 1940. La Guerra Civil había quedado atrás, pero no la hambruna de la posguerra.


La economía, poco a poco, volvía a despegar. La industria textil de Sabadell crecía y necesitaba mano de obra. Los que llegaban no tenían muchos recursos y en la ciudad escaseaba la vivienda. Si en 1950 en Sabadell vivían 60.000 personas, 10 años después ya sumaban 105.152. Además, entre 1939 y 1950 el coste de la vivienda había aumentado un 550%.

Para la mayoría, la cueva era una solución temporal hasta que ahorraban el suficiente dinero para comprar un terreno. Después vendían la cueva a otro recién llegado. "Sin papeles ni nada, simplemente pagabas y ya está", explica Rafael.


Las cuevas eran la alternativa a dormir al raso. Nadie las reclamaba, algunas ya habían sido utilizadas, pero con otra función, la funeraria durante el neolítico. Muchas otras fueron creadas, escarbadas por los recién llegados. El techo apenas superaba la altura de una persona, el suelo estaba sin pavimentar y eran muy húmedas. No había electricidad, ni agua corriente ni gas. Por eso, las más valoradas eran las que más cerca estaban de las fuentes.


La cueva que Rafael compartía con sus otros tres hermanos tenía 12 metros cuadrados y estaba dividida en dos habitaciones. En una dormían la hermana mayor y su compañero. En la otra, los tres hermanos. Rafael, con cinco años, y su hermano Miguel, de siete, se ganaban la vida recogiendo cartones. "Hay quien se avergüenza, pero para mí no es una deshonra haber vivido en las cuevas". Tiene buenos y malos recuerdos. "Estaba tranquilo y teníamos un huerto que cultivábamos". Había también peleas, discusiones porque "muchos se ganaban la vida descargando en la estación, y cada día sólo escogían a algunos".


La gente vivió allí hasta 1958. Aquel año, policía y bomberos desalojaron a los últimos que quedaban, tras la prohibición del Ayuntamiento de construir y levantar cuevas y barracones promulgada seis años antes.

Rafael recuerda que "vinieron y preguntaron qué querías llevarte, lo que dejabas atrás lo quemaban".

Carmel.Israel




Carmel: las Cuevas del Vivienda del hombre prehistórico

Implementos de piedra de la Cueva Tabún
fuente: http://www.mfa.gov.il/MFAES/MFAArchive/1990_1999/1999/10/Lugares%20Arqueolgicos%20en%20Israel%20No%202%20-%20Carmel-%20las
Las cuevas están situadas en la ladera occidental del Monte Carmel, a unos 20 kilómetros al sur de Haifa, donde el Nájal Mearot (Valle de las Cuevas) emerge en la Planicie Costera. Fueron excavadas por primera vez en las décadas del 20 y del 30. Luego se llevaron a cabo nuevas excavaciones a partir de fines de los años 60, usando para ello avanzados métodos científicos basados en la moderna investigación geológica, arqueológica y paleontológica.
Herramientas de piedra, huesos de animales y sepulcros humanos encontrados en las cuevas del Carmel han contribuido en gran medida a la comprensión de la evolución física y cultural del hombre en las tempranas fases de su existencia.



La Cueva del Tabún (Cueva del Horno)


La Cueva del Tabún fue habitada intermitentemente durante la Edad Paleolítica Inferior y Media (medio millón a 40.000 años atrás). En el curso de este período extremadamente largo, se acumularon en la cueva depósitos de arena, sedimentos y arcilla hasta una altura de 25 metros. La excavación demostró que cuenta con una de las más prolongadas secuencias de ocupación humana en el Levante.
Los depósitos más antiguos contienen cantidades de arena de mar. Esto, y restos de polen encontrados sugieren que el clima era relativamente cálido. Los glaciares que cubrían grandes partes del globo, al derretirse, hicieron subir el nivel del mar e hicieron que la línea costera del Mediterráneo retrocediera. La Planicie Costera era más angosta de lo que es hoy y estaba cubierta por una vegetación de sabana.


Los habitantes de las cavernas usaban hachas de piedra para matar animales (gacelas, hipopótamos, rinocerontes y ganado salvaje que vagaba por la Planicie Costera) y para extraer las raíces de las plantas. Las herramientas fueron mejorando lentamente a lo largo de un período de decenas de miles de años. Las hachas se hicieron más pequeñas y más afiladas y descarnadores, fabricados de gruesas láminas de piedra eran utilizados probablemente para desprender la carne de los huesos y para procesar las pieles de los animales.
Los niveles superiores en la Cueva Tabún consisten principalmente de arcilla y sedimentos, indicando que un clima más frío y húmedo prevaleció cuando se formaron una vez más los glaciares; esto hizo que el nivel del Mediterráneo descendiera en unos 100 metros, hasta su nivel actual. Asimismo, produjo una franja costera más ancha, cubierta por densos bosques y pantanos.


Los restos materiales de los estratos superiores en la Cueva Tabún son de la cultura Mousteriana (unos 200.000 - 45.000 años atrás). Predominan aquí pequeñas herramientas de piedra, hechas de láminas delgadas, muchas producidas por la técnica de Levallois: un método de cuidadoso alisado de la piedra antes de cortar la forma deseada. Herramientas típicas de esta cultura son las puntas alargadas, las láminas de diversas formas empleadas como descarnadores, y muchas herramientas dentadas usadas para cortar y aserrar.


La dieta de las personas que manufacturaron estas herramientas consistía de frutas, semillas, raíces y hojas, con un complemento de carne - gacela, corzo y jabalí. La gran cantidad de huesos de corzo encontrados en las capas superiores de la cueva Tabún pueden deberse a la apertura con forma de chimenea en el fondo de la cueva, que funcionaba como trampa natural. Los animales probablemente eran dirigidos hacia la apertura y caían dentro de la cueva, donde eran carneados.


La Cueva Tabún contiene un sepulcro del tipo Neanderthal de una mujer, que data de unos 120.000 años atrás. Es uno de los esqueletos humanos más antiguos encontrado en Israel.



La Cueva Skhul (Cueva de los Niños)


Numerosos sepulcros humanos de aproximadamente la misma época fueron encontrados en esta cueva cercana. Se encontraron catorce esqueletos, incluyendo tres completos; fueron definidos como un tipo arcaico de Homo sapiens, estrechamente cercano a los humanos modernos en su apariencia física. Se cree que este humano, con delicados rasgos faciales, de mentón saliente y frente recta, se desarrolló totalmente hace unos 100.000 años atrás. Los hallazgos de estas tumbas también proporcionan evidencia del culto y los rituales relacionados con la muerte y el reino espiritual.

Los hallazgos en la cueva son de gran importancia para la investigación antropológica prehistórica del desarrollo de la especie humana. La teoría de que el Homo Sapiens no se desarrolló del hombre de Neanderthal, sino que ambos vivieron al mismo tiempo, está pasando a ser cada vez más aceptada: el hombre de Neanderthal se extinguió, mientras el Homo Sapiens se desarrolló, convirtiéndose en la moderna raza humana.



La Cueva El-Wad (Cueva del Valle)
Esta es la más grande de las cuevas del Monte Carmel. Las capas acumuladas brindan evidencia de presencia humana desde el término de la ocupación de la cueva de Tabún (aproximadamente hace 45.000 años atrás).


Importantes hallazgos de esta cueva son de la cultura Natufia (10.500 a 8.500 AEC), una cultura altamente desarrollada en relación a las que la precedieron. Marca la transición de la cultura paleolítica a la neolítica, de la recolección de plantas y la cacería de animales al cultivo de plantas y la domesticación de animales. Durante este período, el nivel del Mediterráneo subió nuevamente, al finalizar el período glaciar, y la línea costera se estabilizó aproximadamente en su contorno actual. La Planicie Costera pasó a ser más angosta y se cubrió por algunos bosques y praderas, con pantanos en las zonas bajas. El número de especies animales disminuyó y consistió principalmente de gacelas y ganado salvaje.


La población de la cueva El-Wad empleó tanto la cueva como la amplia terraza frente a ella. Se cree que el asentamiento era permanente, un desarrollo singular en términos de formas de vida anteriores en las cavernas. Consistía en unas pocas familias que vivían en una aldea de carpas, que servía como base para las expediciones de cacería y para juntar alimentos.


Las herramientas de piedra Natufias son de muy alta calidad y delicadas, muy pequeñas y cuidadosamente retocadas. Fueron primeramente descarnadores para el tratamiento de las pieles de animales, puntas para trabajos en madera y hueso, punzones para perforar piedras usadas como pesas de pesca, cuentas decorativas, hojas para cortar carne y sierras de hueso y hoces (con mangos de madera) para cosechar cereales (que dejan un lustre característico en el filo de las hojas). Había también microlitos de forma de luna, usados como flechas, para harpones y como ganchos para pescados y herramientas más grandes hechas de pedazos burdos de piedra para picar huesos y semillas de cáscara dura. Molinos, morteros y trituradores hechos de piedra se empleaban para procesar los alimentos.


En la terraza frente a la caverna se excavaron más de cien sepulcros humanos individuales. Los muertos eran enterrados en una posición muy doblada, algunos con ornamentos de piedra, hueso o concha. La gran cantidad de esqueletos dio a los antropólogos la posibilidad de estudiar las características físicas de esta población Natufia. La altura promedio era entre 1,58 y 1,65 m., las cabezas relativamente grandes, con frentes anchas y más bien bajas, características típicas de la población de este período de la cuenca del Mediterráneo.


La cueva El-Wad está abierta al público y los visitantes pueden apreciar los múltiples hallazgos prehistóricos y su lugar en el desarrolllo de la raza humana.


La cueva Tabún fue excavada (1969-71) por A.J. Jellinek de la Universidad de Arizona y desde 1971 bajo la dirección de A.Ronén de la Universidad de Haifa.La cueva El-Wad fue excavada por F.Falla de la Misión Arqueológica Francesa en Jerusalem y por O. Bar Yosef de la Universidad Hebrea de Jerusalem (1980-81) y desde 1980 por M. Weinstein-Evrón en nombre de la Universidad de Haifa.

miércoles, diciembre 06, 2006

Rochemenier, Francia


Castillos y cuevas

fuente: http://www.revistaviajar.es/Grandesviajes/Castillos-y-cuevas-06-2006-7874.html

Alonso Ibarrola / Fotos: Francisco Guerrero

El paso del tiempo y la Revolución, con guillotina incluida, hicieron que las cosas cambiaran. Ahora, los dueños de los castillos y palacios, para poder sostenerlos, los muestran y los ofrecen como alojamiento. Signo de los tiempos.
Con las cuevas, que en esta región llaman “trogloditas”, ha sucedido algo diferente. Son las clases burguesas, ejecutivos, intelectuales y artistas los que han puesto de moda rehabilitarlas y vivir en ellas… los fines de semana.



Viviendas excavadas en la roca

Ya en Rochemenier, próxima a Saumur, se puede conocer la otra cara de la vida de los franceses en otros tiempos, no tan lejanos porque los últimos habitantes de las cuevas trogloditas las abandonaron a principios del siglo XX.

La palabra “troglodita” no tiene gran significado en nuestro idioma, como se lo hice ver a Víctor Leray, responsable de este curioso “museo”.
Para nosotros, los españoles, habituados a las cuevas granadinas y almerienses, el término “troglodita” nos trae invariablemente a la memoria a Los Picapiedra.
En las granjas trogloditas de Rochemenier, que se inauguraron en el año 1967, los objetos expuestos explican la vida de esos últimos moradores.
A lo largo del cauce del Loira resulta frecuente observar en las rocas socavadas por el discurrir de las aguas casas-cavernas de las que sólo la fachada es obra del hombre.
La diferencia entre estas construcciones y las cuevas “trogloditas” estriba en que las primeras se excavaban en rocas sedimentarias, provenientes de la sedimentación marina de la Era Secundaria, mientras que las cuevas de Rochemenier surgen del “falun”, rocas del Terciario. Todas ellas son fáciles de ser trabajadas. Se calcula que ya en el siglo VII, en plena llanura, los campesinos excavaban hasta obtener un profundo hoyo.
Después lo horadaban en horizontal para obtener las viviendas y anexos. Como la arena de la roca servía de abono para los campos, los granjeros la vendían y con su beneficio reembolsaban la compra del terreno y los gastos de la mano de obra.
La vivienda así obtenida resultaba más barata que las construidas en superficie. Además, protegía a los animales de la granja de los lobos, que en esta región proliferaban, y por ello hay muchos pueblos que ostentan denominaciones formadas con la palabra “lobo” –en francés, “loup”–, como Louresse, Lourre… Y aparte de lobos, también estaba el peligro humano en forma de guerras y persecuciones.
En resumen, que los “picapiedras” franceses hallaron una forma de vida lejos del ruido y de los fastos de los castillos

Maria "La Canastera" y las cuevas de Sacromonte, Granada






Maria "La Canastera"


fuente:http://granadainfo.com/canastera/cdesacro.htm

En la primera mitad del siglo XX, algunas cuevas pasaron a ser auténticos templos del arte gitano y verdaderos museos de la vida troglodita adaptados a las modernas comodidades de la luz eléctrica, los cuartos de baño y las barrocas paredes llenas de recuerdos, fotos y artesanías vivas del barrio.


Eran cuevas con nombre y apellido; Lola Medina, el Pitilin, Manolo Amaya, la Golondrina, la Faraona y María la Canastera; esta última ha sido siempre la de más fama internacional
Por la cueva de María la Canastera pasaron premios Nobel, artistas de Hollywood, políticos famosos y sobre todo, miles y miles de entusiasmados clientes. María era "capitana", guitarristas y un nutrido cuerpo de baile donde desde chico despuntaba Enrique Carmona, el hijo de María que más heredó los genes del arte gitano.

El espectáculo de las cuevas del Sacromonte siempre tuvo que luchar con la competencia de las salas de fiestas y teatros de todo el mundo que se nutrían y se nutren con esta cantera inagotable del Sacromonte granadino. En París o Nueva York quizás puedan verse actuaciones de folklore gitano con la enorme calidad de las máximas figuras pero en las cuevas sacromontadas se guarda la autenticidad y el color de lo autóctono. Por eso siguen siendo punto de mira de gentes que llegan a Granada atraídos por la música y el hábitat que no tienen posible comparación en ninguna parte del mundo.

Cuevas -Bodegas Hita, Guadalajara







fuente:http://www.hita.info/troje/09/bodego.htm
Ángel Luis Trillo.

Dentro de los elementos paisajísticos, arquitectónicos, y tradicionales que configuran la fisonomía y el carácter de nuestro pueblo encontramos los bodegos y bodegas.
Estas construcciones aunque por su carácter y abundancia no destaquen a primera vista como elementos singulares del pueblo, sí que lo son, basándonos en su importancia pasada y como muestras de arquitectura popular.
Las bodegas aparecen situadas ascendiendo la ladera del cerro, testigo sobre el que se asienta el pueblo, y fueron excavadas probablemente por los árabes en una tierra arcillosa durísima: el légano o légamo.Su función principal ha sido la de guardar y criar el vino, ya que por estas tierras abundaron los viñedos en la Edad Media.
El gran número de bodegas que perforan el cerro, junto con el dicho de que "antiguamente era más fácil conseguir un vaso de vino que uno de agua", son pruebas de la importancia del cultivo de la vid en la antigua economía de Hita.
También se cree que las bodegas, muchas de ellas comunicadas entre sí constituyendo una especie de laberinto, pudieron formar parte del sistema defensivo.Los judíos fueron dueños de una gran parte de ellas, así como de los viñedos, hasta que llegó su expulsión a finales del siglo XV. Es en este momento cuando empieza a desaparecer el cultivo de la vid por estas tierras, llegando rastros de esta tradición hasta nuestro siglo en que se pierde de forma definitiva.

Actualmente las bodegas, perdida ya su función, se encuentran abandonadas y en mal estado, conservando todavía las tinajas que guardaban antiguamente el vino.Se recuerdan todavía los nombres de algunas de ellas: "La bodega de Cuenca", "La bodega de Torres", "La bodega de la Memoria",... y también las tertulias de los hombres reunidos en ellas al calor de unos vasos de vino y el proporcionado por la propia cueva en un día de invierno.
Por encima de las bodegas y de lo que en su día fue "el barrio alto", a uno y otro lado del solar que ocupó la Iglesia de Santa María se sitúan "los bodegos" que son cuevas vivienda. Estas construcciones forman parte de la arquitectura popular más primitiva pero no por ello menos interesante. En Castilla-La Mancha y en toda España aparecen distintos ejemplos de cuevas vivienda.Los bodegos constituyen un barrio singular, mostrando al exterior solamente la fachada de entrada a la cueva construida de adobe y encerrando en su interior varias habitaciones dormitorio, la cocina con el hogar y en algunos casos una cuadra en el fondo de la cueva.
Una característica interesante es el mantener una temperatura agradable durante todo el año en su interior por lo que resultaban confortables para sus habitantes en este sentido.
Existían ya en la Edad Media, siendo parte de ellos también de los judíos. Además de utilizarlos como vivienda, en algunos casos servían de almacén.
En el siglo XVIII, los bodegos seguían habitados contándose catorce en buen estado y ya en nuestro siglo algunos de ellos han permanecido habitados hasta después de la Guerra Civil.

Hoy se encuentran totalmente abandonados, exceptuando tres ó cuatro en buen estado, de los cuales, dos pertenecen a Don Manuel Criado de Val.
Estas antiguas construcciones, bodegos y bodegas, se encuentran en proceso de desaparición y con ello se da un paso más en la pérdida de lo que caracteriza y confiere una personalidad propia y particular a este pueblo.