Maria "La Canastera"
fuente:http://granadainfo.com/canastera/cdesacro.htm
En la primera mitad del siglo XX, algunas cuevas pasaron a ser auténticos templos del arte gitano y verdaderos museos de la vida troglodita adaptados a las modernas comodidades de la luz eléctrica, los cuartos de baño y las barrocas paredes llenas de recuerdos, fotos y artesanías vivas del barrio.
Eran cuevas con nombre y apellido; Lola Medina, el Pitilin, Manolo Amaya, la Golondrina, la Faraona y María la Canastera; esta última ha sido siempre la de más fama internacional
Por la cueva de María la Canastera pasaron premios Nobel, artistas de Hollywood, políticos famosos y sobre todo, miles y miles de entusiasmados clientes. María era "capitana", guitarristas y un nutrido cuerpo de baile donde desde chico despuntaba Enrique Carmona, el hijo de María que más heredó los genes del arte gitano.
El espectáculo de las cuevas del Sacromonte siempre tuvo que luchar con la competencia de las salas de fiestas y teatros de todo el mundo que se nutrían y se nutren con esta cantera inagotable del Sacromonte granadino. En París o Nueva York quizás puedan verse actuaciones de folklore gitano con la enorme calidad de las máximas figuras pero en las cuevas sacromontadas se guarda la autenticidad y el color de lo autóctono. Por eso siguen siendo punto de mira de gentes que llegan a Granada atraídos por la música y el hábitat que no tienen posible comparación en ninguna parte del mundo.
En la primera mitad del siglo XX, algunas cuevas pasaron a ser auténticos templos del arte gitano y verdaderos museos de la vida troglodita adaptados a las modernas comodidades de la luz eléctrica, los cuartos de baño y las barrocas paredes llenas de recuerdos, fotos y artesanías vivas del barrio.
Eran cuevas con nombre y apellido; Lola Medina, el Pitilin, Manolo Amaya, la Golondrina, la Faraona y María la Canastera; esta última ha sido siempre la de más fama internacional
Por la cueva de María la Canastera pasaron premios Nobel, artistas de Hollywood, políticos famosos y sobre todo, miles y miles de entusiasmados clientes. María era "capitana", guitarristas y un nutrido cuerpo de baile donde desde chico despuntaba Enrique Carmona, el hijo de María que más heredó los genes del arte gitano.
El espectáculo de las cuevas del Sacromonte siempre tuvo que luchar con la competencia de las salas de fiestas y teatros de todo el mundo que se nutrían y se nutren con esta cantera inagotable del Sacromonte granadino. En París o Nueva York quizás puedan verse actuaciones de folklore gitano con la enorme calidad de las máximas figuras pero en las cuevas sacromontadas se guarda la autenticidad y el color de lo autóctono. Por eso siguen siendo punto de mira de gentes que llegan a Granada atraídos por la música y el hábitat que no tienen posible comparación en ninguna parte del mundo.
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