lunes, octubre 13, 2008

Hotel cueva Tardienta. Los Monegros








Concepto de hotel totalmente innovador, excavado dentro de una montaña, con una temperatura constante.
8 habitaciones agrupadas en torno a un patio interior con grandes macetas de camelias.
Los servicios y equipamientos que te encontrarás, entre otros son los siguientes: Piscina televisión de plasma, caja de seguridad, baños para minusválidos, bañera de hidromasaje, espejos que se desempañan, aire acondicionado y calefacción de diseño air cool suelo radiante en el baño secador, grifería árabe, minibar conexión a internet, tv satélite, servicio de desayuno parking...
Aeropuerto privado

Te vas a encontrar con 8 habitaciones dobles, cada una de ellas pintadas en un color diferente, creando diferentes ambientes.
Todos los muebles se han traído de Marrakech, escepto las camas de forja, auténticas piezas de diseño de artistas aragoneses. Déjate envolver por las mantas hechas artesalmente en Marruecos de lana de camello, así como las cortinas y las alfombras Kilim.
Los Monegros es un escenario insuperable que ofrece impresionantes atardecederes, tierra de horizontes abiertos e inabarcables, amplias extensiones desérticas que alberga un territorio único..algo para conocer.






¿CÓMO LLEGAR?
Tomar la autovía Zaragoza-Huesca Salida 552 (Almudevar,Tardienta) coger dirección Tardienta,son 6 Kms. Una vez llegado al pueblo y pasado el Acueducto de Tardienta, a 200 metros a la derecha, seguir carteles indicadores de Aerodromo.

sábado, octubre 11, 2008

Huescar. Cuevas de la Buena Vida




Huéscar es un municipio situado en el extremo norte de la provincia de Granada, en el sureste de España que cuenta con 8236 habitantes.

Limita con las provincias de Albacete y Jaén. Su economía se basa principalmente en la agricultura y la ganadería, siendo la sede de la Feria Nacional de Criadores de Oveja Segureña.

Se encuentra en un fértil valle al pie de la Sierra de La Sagra. En su núcleo urbano está la Iglesia de Santa María, o colegiata de La Encarnación (siglo XVI), declarada Monumento Nacional, que guarda en su interior la custodia «Torrecilla Alta». También son de interés arquitectónico las numerosas casas señoriales.

Próximo al casco urbano están los Baños de Fuencaliente, con agua que siempre se mantiene a 18ºC. Otro lugar de interés es el parque Rodríguez Penalva, muy similar al Retiro de Madrid.

Las Cuevas de la Buena Vida con más de cién años, han sido remodeladas totalmente en 2005 y se han transformado en cinco casas cuevas, disponen de todo tipo de instalaciones y comodidades, provistas todas ellas de un mobiliario moderno y completo. Constan cada una de ellas de terraza-mirador con muebles de jardin y barbacoa.
En las Cuevas de la Buena Vida podrá tener la experiencia de dormir en una cueva!

Cuevas de la Buena Vida
www.casascuevas.info
Barrio del Carmen 74 - Huéscar - Andalucia - España

La vida en una casa cueva. España


SÓLO EN LA PROVINCIA DE GRANADA SE CUENTAN 11.795 CASAS TROGLODITAS
La vida en una casa cueva

* Algunas disponen de yacuzzi e internet y forman parte de complejos turísticos de lujo



fuente:INMA MEJÍAS. El Mundo

MÁLAGA.- Las casas cueva de hoy ya no son lo que eran. En la provincia de Granada las hay a miles, algunas excavadas hace cientos de años e incluso miles. Hace dos décadas que empezaron a rehabilitarse y a despuntar como atractivo turístico y residencial. Algunas hoy se venden por entre 57.000 y 300.000 euros o se alquilan.

La capital y varios municipios de la provincia de Granada ofrecen auténticas cavernas de techos curvos y paredes encaladas, en las que el devenir de los siglos sólo se percibe por la conexión a Internet y el 'jacuzzi', como una alternativa a la típica y encorsetada urbanización. No en vano, cada una de ellas es única, dado que, para su construcción, el pico y la pala fueron los únicos materiales utilizados.

Según el estudio Cuevas en la Provincia de Granada, elaborado por la Diputación Provincial dentro del proyecto Eurocuevas, existen 11.795 viviendas bajo tierra en Granada, de las que 5.838 estaban habitadas como residencia principal en 2002 y otras 400 como viviendas secundarias.

"Hace unos cuatro años la venta de estas viviendas empezó a subir. Eran típicas de los pueblos, la gente vivía en ellas pero no se le veía valor como el que tiene un chalet. Hoy en día es al contrario, todo el mundo quiere tener una", señaló Rubén Gutiérrez de Rural Casas Cueva, empresa dedicada a la venta y alquiler de estas viviendas en la localidad de Galera.

En los años 70, unas 45.000 personas habitaban en estos barrios camuflados bajo montañas con chimeneas

En los años 70, unas 45.000 personas habitaban en barrios camuflados bajo montañas con chimeneas que surgían azarosamente del interior de la roca, pero esa cifra se quedó en la mitad en la década de los 90 por las migraciones a la ciudad. Algunos inversores avispados, supieron reconocer las ventajas de estas casas cavernícolas y las pusieron en boga.

Dentro del extenso catálogo de casas cueva, las hay desde prehistóricas, o la época musulmana a algunas de nueva construcción, pero todas ellas tienen la singularidad de que "son viviendas naturales, que en invierno no hace falta calefacción y en verano hace fresquito", dado que el grosor de sus muros proporciona una temperatura constante durante todo el año, según indicó Gutiérrez.

Además, en contraste con los tan de moda minipisos, estas viviendas ofrecen la amplitud que los apartamentos no permiten. "Hay gente que dice que tiene claustrofobia pero las habitaciones muy grandes, de 10 o 15 metros cuadrados y no hay problema", resaltaron desde esta empresa, que comercializa casas cueva desde 57.000 euros -cuatro habitaciones- hasta 300.000 euros. "Para como hoy en día está el mercado, están tiradas de precio", afirmó el responsable de Rural Casas Cueva, quien resaltó que la mayoría suelen incluir patios, parcelas en la entrada y chimenea.
(FOTO: Diputación de Granada)
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(FOTO: Diputación de Granada)

Guadix, Baza, Benalúa, Benamaurel y Orce son los municipios que cuentan más casas cueva, aunque en la capital granadina también existen estas grutas habitables en la zona de Sacromonte y Albaycín, según Antonio Carranco, de Oasis Servicios Inmobiliarios, quien señala que el precio medio de una cueva de unos 80 metros cuadrados ronda los 180.000 euros, eso sí, con vistas a la Alhambra.

"Tampoco hay muchas a la venta pero hay demanda, aunque quién compra es como inversión para su explotación turística o extranjeros. No todo el mundo busca vivir en una casa cueva, es sobre todo gente joven y extranjeros", indicó Carranco. No obstante, el mercado nacional sí que busca este tipo de viviendas especialmente como segunda residencia o para escapadas de fin de semana.

Estas maravillas integradas en el entorno en muchos casos precisan de algún tipo de rehabilitación, ya que en muchos casos han sufrido el abandono durante años. De ahí que empresas como Casas Cueva se dediquen a la restauración de cuevas.

"Antes esto era un poco extraño porque la cueva era un producto que se conocía entre familias, para guardar animales o cosas. pero no para destinarla al turismo rural o a ocio. Cuando se empezaron a rehabilitar fue extraño pero tuvo buena aceptación y, año tras año, se va promoviendo mejor y se van conociendo más", relataron desde la promotora.

Cientos de estas cavernas se han reconvertido en alojamientos turísticos, como el complejo Pedro Antonio de Alarcón, que consta de 23 cuevas de arcilla, en Guadix, y dan ejemplo de cómo se puede adaptar a los nuevos tiempos una vivienda con miles de años. "Cuando te dicen 'casa cueva' piensas en una infravivienda, pero la gente desconoce lo que es, porque tenemos una adaptada a minusválidos, otra con 'jacuzzi'... Y eso siendo ecológicas, porque carecen de aislantes. Con esos muros tan gruesos la sensación que predomina es la de tranquilidad", comenta Ángeles Martín la comercial de este complejo.

Cuevas de Valtierra. Navarra


Las cuevas de Valtierra. Navarra

Aunque la mayoría fueron abandonadas hace medio siglo, en el monte de Valtierra quedan todavía más de 300 cuevas registradas por el ayuntamiento. Algunas de ellas se han rehabilitado, y se ofrecen a los turistas como una forma de alojamiento singular en la antesala de las Bardenas

fuente: TEXTO: JOSÉ A. PERALES



LAS cuevas de Valtierra constituyen un escenario popular típico de la Ribera. Aunque fueron abandonadas en los años sesenta, este conjunto de viviendas rupestres conforma todavía un espacio sugerente que despierta la curiosidad de los visitantes.En Valtierra, la utilización de las cuevas como vivienda tiene varios siglos de antigüedad. Sin embargo, la mayoría de las existentes actualmente se excavó a lo largo del XIX y en la primera mitad del siglo XX. La proliferación de este tipo de vivienda tiene que ver con la pobreza de una parte de la población, que no podía acceder a casas de piedra o de ladrillo, y con otras cuestiones de tipo cultural. Entre éstas, figura la tradición de este tipo de vivienda en el valle del Ebro, y las facilidades que ofrecía el terreno a la hora de construir esta modalidad de alojamiento rupestre.

La puente del Piojo

La mayor parte de las cuevas de Valtierra se concentra en torno al cabezo del Castillo, que está cerca del centro del pueblo, próximo a la iglesia y al palacio de los Gómara. Al otro lado del cabezo, se encontraba la célebre puente del Piejo, una especie de pasarela rústica hecha con maderos y tierra prensada que salvaba un barranco hoy cubierto de hormigón. «Antaño, si ibas un poco movido, lo mejor era que no pasaras por la puente ya que no tenía barandillas, y te podías caer abajo», dice José Luis Garde , empleado del ayuntamiento.

Aparte del barrio del Castillo, los principales núcleos de cuevas están hoy en el cantón de la Orden, en el valle de los Pilares, y en los barrancos de la

Ñorra y de la Gala. Todos ellos forman parte de la corraliza de Aguas Vertientes. Esta, como su propio nombre indica, recoge varios cauces de agua que bajan del monte hacia las acequias de los Rieles y del Ratón. Además de ser un lugar abrigado y soleado, este monte comunal es una buena atalaya de la vega del río Ebro, cuyo cauce discurre a unos tres kilómetros del casco urbano. La mayoría de los cueveros de Valtierrra, eran agricultores o jornaleros del campo que construían la cueva a su medida. «Antes de hacer la vivienda rupestre, había que solicitar permiso al ayuntamiento y pagar una pequeña cantidad», dice José Luis Garde.

Entonces, la mayoría de los jornaleros trabajaban en el campo, y cuando llovía o estaban parados, cambiaban la azada por el pico, e iban haciendo la cueva poco a poco. Además de la pala y la piqueta, al excavar la vivienda se utilizaba también el agua para reblandecer el terreno. «En esta incesante labor de zapa, unos se dedicaban a ampliar la cueva, y otros a terminarla para poder llevar al altar a la moza que cortejaban. Más de una boda estuvo pendiente de la terminación de la cueva», escribe Félix Zapatero en una monografía sobre Valtierra fechada en 1933.

Galerías subterráneas

En Valtierra y Arguedas una de las tipologías más habituales de cueva era la vivienda longitudinal, que se extendía a lo largo de la fachada para aprovechar la luz natural. También las había de dos pisos con escaleras, y otras que prolongaban sus galerías hacia las entrañas de la tierra. Primero se abría la entrada que suele ser el espacio más amplio, y a continuación se excavaba la cocina, donde se instalaba el fogón o la cocinilla económica, cuya chimenea se abría paso hacia la cumbre del monte. Luego, se abrían las habitaciones, que aumentaban según el número de hijos, y paralelamente se hacían el granero, las cuadras, y otras dependencias.

Algunas de las cuevas de posguerra contaban con un horno, donde se hacía el pan. «En el barranco de la Gala, cuando los ricos de Valtierra comían pan negro, nosotros comíamos pan blanco, porque, mi padre iba de vez en cuando al molino de Cadreita con un saco de trigo y se venía con la harina», dice Honorio Urmeneta, de 82 años.

Muchas de estas viviendas subterráneas tenían las paredes forradas de yeso, y el suelo embaldosado. En las distintas dependencias solían abrirse además algunos huecos, para colocar estantes, comunicar las alcobas entre sí o poner entre ellas una bombilla o un candil.

«En nuestra cueva, situada en el barrio de los Pilares, siempre tuvimos luz eléctrica «, dice el octogenario Melchor Azcona, hoy residente en las casas de Katanga. «Lo que no había era baño, ni tampoco agua corriente. Por eso las mujeres tenían que bajar a por agua hasta la acequia de los Rieles, situada a un kilómetro, y subir los cántaros en la cabeza. Más tarde, se pusieron ya los aguadores, que subían con el carro y nos traían el cubo hasta aquí. Quitando estos inconvenientes en los Pilares vivíamos muy bien. Además, estos barrios estaban llenos de juventud, porque las familias éramos muy numerosas y la gente teníamos más honradez y mejor trato entre nosotros del que se ve ahora en muchos sitios».

Adaptadas al paisaje

Aunque tenían mala imagen por encontrarse en lugares apartados, inestables o insalubres, algunas cuevas eran realmente viviendas dignas, dotadas de luz, agua y de otras comodidades. Entre las ventajas de las cuevas, suele destacarse su adaptación al clima y al paisaje. «Aquí dentro se mantiene la temperatura constante entre 18 y 21 grados. Así que en invierno no hace falta calefacción, y verano hay que ponerse jersey o echarse la manta para dormir la siesta», recuerda Melchor.

Como en otros pueblos de la Ribera, las cuevas de Valtierra se abandonaron en los años cincuenta y sesenta. «En Valtierra la gente se marchó primero a las casas baratas del barrio de Ratón y luego al de Katanga», señala el concejal Miguel Mendi. A partir de entonces, aquellas viviendas rupestres pasaron a utilizarse como almacenes agrícolas, corrales y piperos. Con todo , hubo algunas personas mayores que siguieron viviendo en las cuevas. Todavía hoy, durante las fiestas patronales hay personas del barrio de Katanga, que se quedan a dormir en las viejas cuevas del cabezo del Castillo, por estar más cerca del centro del pueblo.

En los años 90, el ayuntamiento de Valtierra realizó un censo de las cuevas existentes, y rehabilitó siete de ellas para ofrecerlas como alojamiento rural. «Hoy, la gestión la lleva una empresa privada», puntualiza José Luis Garde. Ahora, aparte de estas siete cuevas municipales, hay otras tres rehabilitadas por iniciativa particular, que completan por el momento la oferta de alojamiento en las entrañas de Valtierra.


El Cobachón - Cuevas Ruben y Anabel

Ubicación: Navarra - Valtierra
Dirección: Palomares s/n
Teléfono: 661 846 757
Página web: www.lasbardenas.com
Capacidad: 4 personas
Tipo de alquiler: Casa completa